Parece mentira pero, justamente a través de una
mentira, los delincuentes han encontrado, desde hace algún tiempo, una forma
práctica y efectiva de cometer delitos que, sin estar en contacto directo con
sus víctimas, les permite obtener altos rendimientos, con un mínimo esfuerzo:
la extorsión telefónica.
Esta modalidad de extorsión se ha convertido, en Colombia, en uno de los
delitos de mayor incidencia, debido a que permite a los delincuentes delinquir
a distancia, utilizando como arma principal su poder de intimidación, presión y
violencia psicológica, para cometer extorsión por amenaza, fraude por engaños o
incluso los denominados secuestros virtuales o psicológicos.
Es preciso considerar que la extorsión telefónicas, en su gran e
inmensa mayoría, no representan un peligro inminente, ya que provienen de un
centro penitenciario desde el cual los reos, aun cuando no deberían tener un
teléfono móvil en ese lugar, ni les debería funcionar debido a los bloqueadores
de señal implementados dentro del mismo, se encuentran realizando
sistemáticamente día con día este tipo de llamadas
Particularmente la extorsión, ha dejado de ser un delito considerado de
delincuencia común, habida cuenta de la profesionalización de los delincuentes,
así como la organización y esquematización de los miembros de los grupos
criminales dedicados a esta actividad. Además del importante incremento en la
incidencia de casos de extorsión, se observa la tecnificación de los medios
para cometer el delito. Por otra parte, los actos especialmente violentos de
represalias a la falta de pago de de los requerimientos exigidos por los
extorsionadores y la falta de mecanismos eficientes y adecuados que garantice
la seguridad de las víctimas, produce enorme temor en los extorsionados, que se
ven obligados por una parte, a cumplir las exigencias de los delincuentes y por
otro, a abstenerse de colaborar con los operadores de justicia en casos en que
se logre la detención de los mismos.
No obstante lo anterior el Ministerio Público ha impulsado la creación de
la Unidad Nacional Anti Extorsión y ha instado a la Policía Nacional para que
asigne investigadores, exclusivos en esta materia, lo que ha permitido a
profesionalización de las investigaciones y el incremento de detenidos y
procesados por estos hechos; sin embargo el delito se puede prevenir y para
ello se requiere no lo la participación de los operadores de justicia, sino
también la colaboración de la ciudadanía fomentando la cultura de la denuncia y
adoptando medidas preventivas sencillas pero altamente efectivas.
Resulta fundamental el informarse respecto de los modus operandi extorsivos
con el fin de evitar ser sorprendidos. Las formas de prevención de este tipo de
delito, obedecen en mucho a un manejo correcto de nuestra información y
discrecionalidad de nuestra persona y familia, así como a la implementación de
una serie de políticas y medidas de seguridad de auto-protección.
En ese sentido, es
importante tener muy en cuenta los siguientes aspectos:
1. Seguridad de la información. Evitar proporcionar datos y teléfonos
personales a terceros o bien a través de tarjetas de presentación, llenado de
encuestas o promociones comerciales, así como tener mucho cuidado al llenar
solicitudes de empleo, sobre todo en Internet, cuya legitimidad no esté
debidamente validada.
2. Código de seguridad
secreto. Establecer
con nuestros familiares una palabra, frase u oración que nos permita constatar
identidad en casos de emergencia. Ante una llamada de un supuesto secuestrador
que mantiene a un familiar secuestrado, resulta fundamental aplicar la mecánica
del código de seguridad secreto, para constatar la veracidad de dicha llamada.
3. Identificador de llamadas. Idealmente incluido
dentro de un equipo telefónico, que además cuente con agenda electrónica para
registro de contactos y contestadora de llamadas. Si se recibe una llamada y el
número que aparece no corresponde a alguno de nuestros contactos, lo
recomendable es dejar pasar la llamada a la contestadora de llamadas y, en
ésta, evitar dejar en el mensaje de bienvenida, información tal como el nombre
de la familia o algún otro teléfono de contacto.
4.
Cartilla de seguridad familiar. Con la información de contacto
personal y sensitiva de cada uno de nuestros familiares, para casos de
emergencia o urgencia para poder contactarlos para cerciorarnos de
que se encuentren bien.
5.
Medidas de reacción. Ante una extorsión telefónica hay que mantener la
calma y en primera instancia evitar liarse en una comunicación con la persona
que llama, colgando el teléfono para comunicarse de forma inmediata con la
familiar supuesta mente afectada. En caso de amenazas, lo conducente es
denunciar a la policía o las instancias ciudadanas quienes cuentan con
excelentes mecanismos de intervención y ayuda de forma gratuita.
6. Solicite a la persona que
lo llama que se identifique plenamente.
7. Evite dejarse manejar en
la comunicación, sea coherente con lo que dice.
8. Trate de escribir y sí es
posible grabar la llamada.
DENUNCIE
LÍNEA GRATUITA 165
LINEA NACIONAL 01 8000 91 1129
POLICÍA NACIONAL.
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